22 mar 2007

CARTA ABIERTA

Para ti que la lees.

Estoy confundido, saturado, apático. Pocas cosas en mi vida me motivan, pues camino de decepción en decepción. La ironía yace en que son minucias lo que me atormentan, pequeños obstaculos que se vuelven insalvables lo que me ahoga.
Los sueños me atoran, no me dejan ver la belleza de la vida, la maravilla del día a día. Estoy tan borracho de soñar que me olvido de vivir, me olvido de mí mismo. Esto no puede seguir así.
Tengo suerte en la vida, es la verdad aunque no la acepte. Mis agobios y preocupaciones no son irreales, pero tampoco me deben cegar frente a la vida que vivo.
El problema es que mi infelicidad, mis miedos, mis inseguridades..., hacen que no reaccione como debería. Estoy nervioso, algo agresivo, a la defensiva... cuando debería poder relajarme y disfrutar, sonreír más, dejarme llevar.

El primer proceso de todo mal, de todo error, es aceptarlo. Así que te pido a ti, dulce sonrisa, que perdones lo mal que te lo haya hecho pasar. Siempre reciben los que están más próximos. Eres lo más positivo que tengo en mi vida, una fuente de inspiración, de alegría, de temblores, de sonrisas, de amor.
Estoy en un proceso muy confuso, desorientado. Por ello he decidido replantearme muchas cosas. Volver a mirar, con ojos inocentes, a la gente que me rodea. Borrón y cuenta nueva, aunque para ello vosotros, tú especialmente, me habeis de dejar.

Sólo quiero poder sonreír junto a mi gente sin tener que pensar porqué sonrío. Tan sencillo y tan difícil.

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