Cierro más mis ojos y oigo tu respiración suave, apenas un murmullo, que ronronea apaciblemente, descansada. Me abrazas suavemente mientras te acaricio la nuca, mientras mis manos juguetean graciosamente con tu pelo, con tu espalda... tu cuerpo es para mí un universo infinito que explorar, un mapa que reseguir con mis labios, respirándote, descubriendo tus más ocultos secretos.
Te deseo y te extraño, porque no estas aquí, junto a mí. Pero... sí lo estas. Siempre lo estas. Cuando te añoro cierro los ojos con más fuerza y tu aroma me envuelve, se filtra por mi piel, me embriaga, me emborracha, me deja sin respiración.
Es esa fragancia única, tuya, la que me acompaña en las largas noches de soledad. Ese perfume que emanas, que me dejaste compartir, el que ahora te une a mi pensiero. Es ese secreto que un día me diste el que me tiene encarcelado en una jaula sin barrotes.

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